domingo, 24 de febrero de 2013

AGRESIÓN O CORRECTIVO


ATAQUE O CORRECTIVO
El celo es el servidor custodio de la unidad (emocional, intelectual y motivacional) y, frente a la tensión provocada por cualquier tipo de amenaza o riesgo  de división emocional (desvincular), división intelectual (desconfiar) o riesgo de división motivacional (descalificar) aparece el celo protector custodio, a la defensa de la integridad emocional, intelectual o motivacional.
Esa defensa puede ser correctiva o puede ser agresiva. La diferencia entre la agresión y el correctivo radica en que el correctivo no descalifica, no descriteria, no desacredita o, no desvincula al otro, no lo provoca, no lo tienta a defenderse o a agredir y por lo tanto, no lo agrede mientras que el ataque es una manifestación defensiva que en su intensidad por defenderse, desvincula al otro, lo descriteria o desacredita y lo descalifica, lo separa, lo aísla o abandona. Lo ignora o lo elimina.
En ocasiones puede, y esto está en función del cómo se interpretan las emociones, o mejor dicho las sensaciones, puede, como decía antes, interpretarse como agresión a la intensidad correctiva del contrario, eso ocurre frecuentemente en las salas de clase y en las familias; lo que para un alumno o un hijo fue una agresión verbal, para el otro fue solo la manifestación intensa de un correctivo.
El ofenderse o aún mas preciso, la respuesta del ofendido está en función del estado de maduración del individuo. Por eso es importante el ser templado en el ajuste y prudente en la elección del postulado. El que se ofende, predispone una defensa de su desintegración y quien la postula, manifiesta la insuficiencia en el dominio de las conductas. Por esta razón conviene almacenar recursos defensivos correctivos y estos recursos son generalmente comunicativos. Lo que exige de mejorar en el conocimiento del lenguaje, de los significados y de las sensaciones.
Quien manifiesta rabia no es por que sea malo, es porque está defendiendo su integridad, pero al defender esa integridad el receptor de la rabia, debería reconocer su estado de “desintegración”, su desarme, su desconfianza, su desvinculación y responder con un compadecerse de su dolor.
En teoría se entiende pronto, pero en la practica, generalmente se asume la actitud celoso-defensiva lógica del incomodo producido por la tensión proveniente del contrario.
Lo complicado de la defensa es que contiene siempre una dosis de agresión, la defensa de la integridad nacional es el ataque a quienes pretenden desintegrarla, pero como antes dijimos la defensa ha de realizarse sin evitar, abandonar o separarse del otro, sin descriteriarlo, o desacreditarlo y sin desvincularse de él.
Saludos
Martín Soria

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