¿QUÉ ES CREACIÓN? por Martin Soria
Siempre
y cuando el arte surja como producto de un compositor en crisis, desorientado,
insatisfecho, ensimismado y anárquico; mientras el comerciante de arte y toda
la parafernalia publicitaria que interviene en la transformación del autor en
artista aplauda y postule la extravagancia de los fragmentos experimentales por
sobre los oficios tradicionales y los descubrimientos de las razones constantes
en el arte, y mientras se inviertan las prioridades en la jerarquía de los
valores contenidos en los procedimientos técnicos de las artes plásticas, el
arte y el artista se verán sometidos a la evaluación de los ineptos.
Dice
la ciencia que toda función ha de ser satisfecha para justificarse valida.
También dice que toda fuerza contiene dirección, destino y recorrido, de donde
nosotros podemos deducir que el arte también ha de cumplir con alguna función
que lo justifique valido mediante una planificación o procedimiento adecuado a
la realización de su satisfacción y no creo que esa función del arte pueda ser
interpretada por cada uno de los observadores, así como de poco sirve que la
interpretación de la función del teléfono sea otra distinta a la de comunicar;
podemos darle diversas interpretaciones a esa función pero en toda proposición
existe una satisfacción que se ajusta plenamente a dicha proposición y esa es
la razón por la cual se hace necesaria.
La
apertura sin límites en la “igualdad” democrática y la ingenua devoción a la
estadística ha originado opiniones al margen de la realidad de los oficios
artísticos. Poco a poco se han desajustado las jerarquías de los valores propios
del ordenamiento natural original. Y se ha ocultado la normativa natural de las
razones propias de las artes plásticas tras las membranas de una cándida inocencia.
Vicente
Aguilera Cerni, en su libro El Arte Impugnado, dice que hay una gran diferencia entre los artistas:
“existen los que optan por vender su alma al diablo y los que optan por ofrecer
su alma a la necesidad histórica”. Cuando se es joven inocente o débil es fácil
caer en la tentación de lo más fácil, del menor esfuerzo, en invertir las
prioridades, procedimientos, jerarquías y valores, pero el profesional defiende
sus descubrimientos, sus procedimientos y sus técnicas porque es con ellas con
las que produce y mantiene la rutina de su oficio.
El
experimentalismo ajeno a los descubrimientos de la tradición no contiene los
atributos del oficio artístico, no realiza un oficio experimentando en cada
instante de su profesión, a no ser que la experimentación busque descubrir
alguna razón constante. Oficio se conoce como el dominio de una técnica y técnica
se entiende como un hábito repetido, y el hábito es la costumbre de una
práctica, en otros términos es la repetición de un actuar. Esa costumbre a
buscar lo máximo en dominio, lo más acertado en idea o en significación y lo
más complaciente en sensaciones es lo que la historia ha legado de generación
en generación y lo ha denominado arte. El arte sin lo supremo, sin lo profundo
y sin lo maravilloso dejaría de existir.
Nuestra
realidad actual se está debilitando por la escasez de emprendedores visionarios,
perseverantes y ambiciosos que persigan lo grandioso, lo monumental y lo
excelente, el arte necesita a los artistas.
¿Qué
es crear?
Lo
inmediato sería responder con el: “es hacer algo de la nada “.Pero, ¿es eso
cierto? Bueno es lo que todos dicen y si lo dicen todos ¿Cómo van a estar todos
equivocados? (lógica de la estadística)
De lo que no nos damos cuenta aquí, es, de que estamos utilizando unos
conceptos cuyo significado puede confundirnos, me refiero a los conceptos -
algo y nada -. Vamos a ver qué sería la
nada, puesto que el “algo” se
sobreentiende que es producto de la nada. Lo que estamos afirmando de manera
categórica puesto que ni lo dudamos, es que la nada es la causa de algo. ¿Será
esto completamente cierto?
Entendemos
a la nada como --ausencia de todo-- ¿Será posible crear algo en ausencia de
todo?
Crear
sabemos que es un acto voluntario en sí, es una fuerza convertida en beneficio.
Para que esa fuerza se provoque o se realice es necesario de otras cuatro
fuerzas, eso al menos es lo que nos dice la física del movimiento “no hay
fuerza sin dirección”, y fuerza implica velocidad, tiempo y espacio puesto que
cualquier aceleración opera en función de una fuerza de empuje, y ¿cómo se
origina el empuje? Si pensamos en variantes térmicas, estamos exigiendo la
existencia del calor, si variantes químicas estamos exigiendo la existencia de
compuestos, en otras palabras el movimiento creativo implica orden o dirección
ordenada en un sentido. Dirección es un concepto abstracto de significación
múltiple, por un lado implica posiciones de inicio y destino, de orientación y
recorrido. Si la dirección es en algún sentido constructiva, responde a un
orden, el orden constructivo. Para que aparezca la dirección ordenada es
necesario de la ordenación armónica de cuatro fuerzas: fuerza inicial, fuerza
centrífuga, fuerza centrípeta y órbita o fuerza de revolución. Vemos, luego de
estudiar un poco de física que la creación no sería posible sin un orden
establecido que es el que posibilita al acto volitivo necesario para crear.
Otro
aspecto contenido en cualquier creación es el de ser “algo” originado, es decir,
un algo que pertenece a un origen. Este “algo” es el efecto de una causa original,
o la forma de un contenido previo, o el objeto de un sujeto. Ese “algo” no
puede desligarse o separarse de su origen.
Todos
sabemos también gracias a la ciencia que la energía ni se crea ni se destruye,
pero no todos los que sabemos esto, hemos pensado a fondo en ello. Si la
energía ni se crea ni se destruye, existe siempre, ha existido siempre y
existirá siempre. La energía según esta afirmación es eterna. También sabemos
que la energía es una constante universal inmanente en la creación “todo es energía”
esto transforma a la energía en presencia constante. Podríamos continuar con el
estudio hasta profundidades sorprendentes pero vamos a quedarnos con estos dos
atributos que son los que necesitamos y nos bastan para determinar que la
“nada” como la entendíamos de –ausencia de todo- no es posible. La nada es
imposible en su sentido literal morfológico. La nada no es y por lo mismo no es
ser, si no es ser no es, no existe. La energía es y por ser es ser. Y existe.
La
constante e inmanente presencia de la energía nos obliga a afirmar que la
creación es otra cosa que crear algo de la nada. Crear es hacer sustancia algo
que originalmente no lo era. Es sustancializar una idea, es transformar una
energía inmaterial en material, pero esa transformación sólo es posible en base a
la mutua correlación entre energías. Al crear un rayo, por ejemplo el rayo
aparece en función de los iones contenidos en las nubes, la suma de iones
eléctricos aumentan en su intensidad eléctrica hasta que se hace notorio el
reflejo de su chispa y a eso le llamamos rayo. ¿Surgió el rayo de la nada? No,
el rayo es una condensación de iones. Lo mismo ocurre con cualquier creación.
Creación es la suma de porciones que conforman la totalidad de un orden.
Por lo tanto, crear no es un acto mágico en el
sentido de que aparece algo de la nada. Por supuesto que la imagen formal no
existía antes, pero esa imagen formal no es producto de la ausencia de todo, es
producto de la transformación de una idea en sustancia. La imagen formal fue
previamente “necesidad causal”, o es determinada a posteriori como realidad
funcional.
Crear
es transformar. El artista o creador transforma el mineral de la tierra en
pigmentos, los pigmentos en colores, los colores en formas, matices y tonos
adecuados a la experiencia de una realidad y de esta forma crea la imagen, que
nos permite la recognición necesaria
para la apreciación. En la creación de los “supuestos imaginarios” intervienen
dos inevitables: el creador y su objeto creado. Sin un sujeto creador, sea este
una necesidad, interés o deseo contenido en una persona o animal, es imposible
la transformación implícita en la creación. En otras palabras sin un sujeto
creador no puede existir el objeto creado. Todo acto contiene intencionalidad y
significación.
Sujeto-objeto
es la realidad básica y fundamental para la creación. Además de un creador y de
un objeto creado es preciso que el creador contenga capacidades y habilidades,
me explico: El creador debe tener la capacidad de sentir la necesidad de crear
algo, además debe conocer cómo crearlo, es decir, debe tener una capacidad cognitiva, y también debe tener la
voluntad, el poder o la habilidad de realizarlo. Sentir la necesidad es un
aspecto emocional, lo que nos dice que el creador, sea quien sea, debe contener
aspectos emocionales. Conocer o comprender el cómo hacer es un aspecto
intelectual, lo que nos dice que el creador debe contener una capacidad
intelectual para saber crear. Y realizar el objeto, es producto de una
motivación que involucra poder y voluntad. Emoción, intelecto y voluntad son
aspectos necesarios en la sustancialización de un objeto creado, cualquiera que
este sea.
Curiosamente,
la emoción del artista, pretende satisfacerse con su trabajo, lo que obliga a
afirmar que deben existir contenidos en el objeto creado, algunos elementos de
satisfacción que son recibidos por el creador al apreciarlos. También pretende
el creador, aunque no sea consciente de ello, una recognición de lo que hace; espera que lo que
realiza, corresponda con lo que pretende hacer, a pesar de que en ocasiones lo
creado le sorprenda, porque salió algo en lo que ni siquiera pensó, pero cuando
lo afirma, lo recibe como válido y se establece esa recognición de algo que es
verídico para él. Deben comprender que no estoy hablando de la recognición del
tema, sino de la recognición del objeto creado, objetos estos que son los que
conforman la totalidad del tema o proyecto. Si el proyecto es apreciado, es
porque ha sido reconocido por el creador. Esas casualidades que nos sorprenden
y permitimos en la labor creativa, las aceptamos porque nos agradan, nos son
útiles o nos interesan, lo que indica que las reconocemos como válidas. Por lo
tanto la capacidad intelectual del autor, se satisface con aquello que reconoce
justo, en el objeto que aprecia al crear. La voluntad del creador pretende que
el objeto de su creación, corresponda
con sus expectativas de excelencia, sin las bondades necesarias para satisfacer
la motivación del autor, el autor no podría aceptar su trabajo como válido. La
validez del trabajo realizado motiva al autor a apreciarlo una y otra vez.
No
debemos olvidar que la creación surge como necesidad de un propósito, esto no
quiere decir que deba ser objeto de un propósito imaginario determinado de
antemano, con toda precisión y claridad, no. El artista, puede iniciar el
proceso de crear sin una idea preconcebida y aceptar aspectos de la función y
estructura experimental como objetos de valor, en este caso la evaluación del
experimento justifica su existir. Propósito es cualquier necesidad, interés o
deseo por algo, por lo tanto la necesidad inconsciente de explorar en la labor
creativa es ya en sí mismo un propósito.
Con
todo esto podemos concluir explicando que creación es un acto volitivo en el
que intervienen aspectos emocionales, intelectuales y motivantes, que
establecen una relación de correlatividad, concordia, semejanza y parecido
entre el creador apreciador y el trabajo u objeto creado.
Poéticamente
hablando podemos decir también, que creación es una ausencia que encuentra en
su desarrollo aquellos elementos que le dan forma.
M. Soria
Tl 562 22012755 www.martinsoria.cl
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