domingo, 24 de febrero de 2013

LA IMPORTANCIA DEL TEMA EN LA COMPOSICION


-LA IMPORTANCIA DEL TEMA EN LA COMPOSICIÓN        por Martín Soria

Cualquier tema de carácter emblemático que represente la personalidad del creador, puede ser admirado, si responde a la lógica del equilibrio de las diferencias.
El arte es una manifestación creativa que expresa sensaciones pertenecientes al  “-ser persona-”. La persona que se expone al arte, tanto a la apreciación como a la creación del mismo, espera satisfacer en él sus intenciones. Visitamos salas de arte, cines, o teatros, porque esperamos encontrar algo interesante, entretenido o complaciente; de no ser esta nuestra esperanza, no iríamos. Claro que, siempre habrá un perverso masoquista que afirme su intención de visitar estos lugares para sentirse castigado, pero esos son casos patógenos que no representan  a la sana mayoría.

Para que el arte satisfaga a la capacidad emocional del observador, ha de contener elementos de valor. Por lo tanto, en las artes plásticas, han de representarse no solo la forma de las cosas, sino también, la virtud de las cosas.
 Si observamos los trabajos de Antonio López García, los cuadros de Odd Nerdrum, o las pinturas negras de Goya,  podemos entender que nos afectan emocionalmente. Ese, sentir de la imagen un estado anímico, estimulante o depresivo, es consecuencia, de la correlatividad que se establece, entre el contenido emocional de la imagen y la capacidad emocional del observador,  para reconocer dicho contenido. Cuanto más extenso y profundo sea el vínculo emocional, entre la imagen y el observador, mayor será el reconocimiento de valor  que el apreciador dará a esa obra.

El tema de un trabajo artístico es decisivo para establecer los vínculos emocionales necesarios para apreciar. En la elección temática hay que determinar las prioridades referentes al momento y lugar. No todos los momentos son iguales, ni se viven esos momentos de igual modo en todos los lugares. Por lo mismo, no todos los temas son emblemáticos, ni todos los emblemas representan de igual manera a las personas.
Así como el periodista condiciona la noticia a sus propios intereses, el artista ha de ser quien determine la prioridad en la importancia del tema a elegir. Por lo regular, existen algunas características en determinados temas que contienen valor en sí mismos. Por ejemplo en aquellos temas de carácter emocional. La piedad inspira acogimiento, la sensualidad inspira curiosidad. La tristeza inspira al consuelo, etc. Estos temas son universalmente reconocidos y opera frente a ellos la actitud complementaria a lo que muestra la imagen; por esa razón es fácil el encontrarse ligado a un atardecer, por la melancolía que despierta en uno, la asociación con esos sentimientos del “ algo que se te va”. Los temas universales o emblemáticos, aglutinan al espectador con la creación, mientras  que los temas frívolos, o triviales, carecen de esa emulsión.

 Existen notables diferencias socio-culturales entre los diversos lugares del planeta. Los artistas plásticos del continente americano prefieren optar por representaciones decorativas o por colores primarios, espontáneos y casuales; generalmente motivados por el impulso económico, pero los artistas del viejo continente, prefieren representar emociones densas, dramáticas, crudas, con colores rebuscadísimos, grises elegantes, o asociaciones cromáticas muy estudiadas, motivados generalmente por el peso de la cultura.
Lo mismo puede verse en el cine. El cine americano es simple, superficial y con mucha acción para que el espectador se entretenga sin pensar en más, por el contrario el cine del viejo continente es denso, difícil, y donde si no estás atento al guión, se te escapa la película, vean “Hable con ella” de Almodóvar, y verán  una expresión del cine europeo. Lo mismo ocurre en la pintura. Al pintor del viejo continente le preocupa la expresividad del cuadro, su contenido, sus virtudes y por supuesto su “alma”. El trabajo ha de ser entero,
-cada vez más entero-. La entereza del tema también se desprende de su composición, del orden cromático elegido y por supuesto del profesionalismo técnico mostrado en el trabajo realizado. El artista del viejo continente se preocupa por sorprender al observador, con alguna forma de hacer, que no se entienda a simple vista el cómo lo hizo, de ese modo protege la originalidad de su obra. Mientras que el artista del nuevo continente no se preocupa tanto por eso, lo que responde al referente tradicional en el cual se inserta.

La temática pictórica, ha sufrido numerosos cambios, generalmente asociados al formulismo ideológico de cada momento histórico y lugar. Desde la prehistoria, las artes muestran esa ligazón temática con el criterio imperante. En cada uno de esos momentos, el artista ha buscado temas de carácter  universal. El pensador de Rodin no se pudo concebir en la prehistoria, sino en el momento en el que el ser humano se consideró un ser pensante. A pesar de que se hubiese realizado en la prehistoria, este tema necesitaba de pensadores que se reconociesen en él, por eso que tuvo tanto éxito cuando lo presentó Rodin, porque establecía la correlatividad, recognición y correspondencia con el criterio del momento en ese lugar. Lo mismo ocurrió con la Señoritas de Avignon de Picasso. Esas señoritas no habrían sido valoradas en la edad media, pero en su momento, significaron la apertura a un nuevo ideal anárquico; significó la propuesta a echar a un lado a la presión ideológica de un criterio impositivo, por esa razón el tema de las Señoritas de Avignon adquiere valor, el valor de transformarse en un icono social que posibilita el cambio.
La historia ha sufrido grandes cambios en un lapso de tiempo demasiado corto como para digerirlos y la temática del arte ha continuado ligada a dichos cambios. Ese - todo cambia – se deja ver en las propuestas pictóricas actuales. Ya no se identifica al autor con su trabajo, porque cambian en cada proposición. La originalidad ha pasado a transformarse en sorpresa y cuando te acostumbras a las sorpresas, dejas de sorprenderte. Actualmente lo vulgar, es precisamente lo sorprendente, lo novedoso, lo superfluo, aquello que no tiene nada que ver con nada.
Lo original es aquello que se liga con su origen en su tiempo; este es el tiempo del ideal absoluto, el tiempo de las emociones. Ya se pasaron los tiempos la revolución industrial, de las opresiones sociales, de la acumulación de poder; los tiempos de la ilustración, del conocimiento científico. Ya no se necesita la demostración de nada, porque todo ha sido demostrado. El descubrimiento de la ley del dar y de los principios fundamentales de la creación, ha iluminado a la ciencia y el misterio ha sido descubierto. La emoción inteligente, ha de conducir a la inteligencia emocional, hacia la unidad completa en el vínculo familiar. El hombre ha vuelto a su origen y en esa realidad, reposan las características de la temática actual y futura.


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