REQUISITOS PARA LA APRECIACION
por Martin Soria
Hemos
definido como creación, a la ausencia que encuentra en su desarrollo, los
elementos que le dan forma. Sin decir con esto, que en esa “ausencia” no haya
nada. El término ausencia define una irrealidad material, pero a la vez acepta
una realidad inmaterial. La necesidad, por ejemplo, es una ausencia que
contiene una realidad, la de ser una capacidad a ser satisfecha. Pero la
necesidad no existe como presencia determinada por una forma, peso, o densidad.
Otro ejemplo de esto podría ser la gravedad. La gravedad es una fuerza que sólo
se aprecia, cuando las cosas son atraídas por dicha fuerza. Cabría decirse que
la gravedad es una ausencia que encuentra en su desarrollo los elementos que le dan forma, porque, lo
que da forma a la fuerza de gravedad, es ver cómo caen las cosas.
La
apreciación, es una disposición a dar o recibir algo. La definimos como la
capacidad de dar o recibir el valor de lo creado, e insisto en lo creado,
porque algo debe de existir para poderlo apreciar. Pero también podemos
entender a la apreciación, como una necesidad de entregarse para sentir, o una
predisposición a recibir.
Para apreciar, ante todo, es necesario el
darse. Si no doy atención a lo que observo, difícilmente podré reconocer lo que
recibo. Si no lo recibo, no lo conozco, si no lo conozco no me motiva. Esta
falta de atención reiterada, produce la insensibilidad emocional, ignorancia y
desmotivación en la persona. La importancia de la apreciación es determinante
en el desarrollo de la personalidad.
Al observar la belleza de un cuadro, lo primero,
que uno hace es, darse atentamente a la recepción del mismo. Al dar la atención
necesaria para recibir las sensaciones, conocimientos o cualidades provenientes
del cuadro observado, estas sensaciones llegan, y son recibidas. De estar
mirando el cuadro, pero con la atención depositada en otro objeto, por ejemplo,
en el ruido del tráfico que circula por el exterior del edificio, las
sensaciones que pudiera despertar el cuadro en mí, no serían recibidas, porque,
sencillamente no estoy en la misma sincronía. Ese es el porqué a veces no somos
conscientes de lo que vemos, o del porqué
unas veces percibimos algo que no percibimos anteriormente.
Todo
estímulo produce en nosotros sensaciones, y recibimos dos tipos de ellas:
sensaciones de complacencia o de displacencia, estado de agrado o desagrado.
Unas producen iniciativas estimulantes y otras producen iniciativas
inhibitorias, que se traducen en alegría o dolor. A pesar de no poder impedir
la recepción de los estímulos, que lógicamente producen sentimientos o
sensaciones, sí podemos dominar la respuesta a un gran número de emociones.
Para eso debemos concentrarnos en la emoción, de igual manera que para apreciar
es preciso de la atención depositada en el objeto.
Decíamos
que emoción es la capacidad sensible del hombre que le permite captar las
necesidades y retribuciones del objeto. En el captar las necesidades no hay
filtro alguno que impida el camino de las sensaciones, a no ser la atrofia de
los sentidos. Pero en la retribución a dicha sensación existe contenida una
gran dosis de conocimiento, y es precisamente ese conocimiento racional, el que
determina la forma de expresión de la emoción.
El
primer requisito para apreciar, es el de la sincronía entre un sujeto que
aprecia y un objeto apreciado. El sujeto que aprecia debe ofrecerse con afecto
( por el beneficio del otro) al
objeto observado. De no ser así estaría prejuzgando las cualidades contenidas
en el objeto. La apreciación ha de ser analíticamente receptiva y verídica. El
apreciador es un observador del
protagonismo de lo observado, y como observador debe contar la realidad del
protagonista, en este caso la sensación del cuadro, tal y como es. Si el objeto
produce sensaciones complacientes, no puede decir que es desagradable, porque
estaría prejuzgando y ocultando la verdad del sentimiento de complacencia que
recibió. Si por el contrario no se siente complacido, tampoco debería prejuzgar
lo observado con un “es interesante”, porque también se estaría ocultando la
sensación de displacencia. Es muy común el no saber identificar estas
sensaciones.
Apreciar
es dar precio, dar valor, es hacer pública la experiencia del valor recibido,
ya sea de la complacencia, mediante la alegría, o del conocimiento mediante la
oferta de la verdad reconocida, o de las bondades apreciadas al corresponder lo
que pretendí hacer con lo realizado. Estas satisfacciones a nuestras
necesidades, intereses o deseos, son lo que entendemos como valor. Valor es la
cualidad contenida en el objeto que satisface la necesidad del sujeto. La
apreciación del valor es la experiencia y expresión del mismo. La recognición
del valor de la belleza, establece una correlatividad entre el apreciador y lo
apreciado. La recognición de la verdad contenida en lo apreciado, establece una
relación de recognición entre apreciador y apreciado. La recognición de lo
creado establece una relación de reconocimiento de lo apreciado, por lo tanto
un factor importante para la apreciación, es el de la sincronía entre las
posiciones de sujeto objeto, que haga posible la recepción de los valores de
belleza, verdad, o bondad contenidos en lo apreciado.
Si para crear es necesario de tres factores: El factor
emocional o idea. “Pretensión de un propósito” ( querer hacer ) . El factor intelectual o conocimiento “Comprensión del propósito” ( saber hacer
). Y el factor voluntad o habilidad.
“Realización del propósito” ( poder hacer
) , para apreciar, también es
preciso sentir, conocer y poder
apreciar, por lo tanto apreciar implica un factor emocional, intelectual y
volitivo. Sin sentir la necesidad de apreciar; sin saber o conocer el cómo
apreciar, o sin tener el poder o la voluntad para apreciar, el trabajo no será
apreciado.
Debemos comprender que estos factores emocionales,
intelectuales y volitivos que aquí estamos individualizando, actúan
interconectados. Por ejemplo: cualquier exposición verbal contiene además de la
enunciación del hecho la expresión de un sentimiento motivado por el propósito
de la exposición verbal.
La apreciación necesita determinación que sustancialice la
recepción del valor apreciado, a esta fuerza le llamamos voluntad. Voluntad es
la suma de impulsos e inhibiciones necesarios para realizar un trabajo creativo
o apreciativo. Tanto impulso como inhibición son dos fuerzas conductoras. El
creador debe dominar estas fuerzas para dirigirlas hacia la realización de un
propósito, por lo tanto el factor volitivo tiene que ver con el dominio sobre
el impulso o la inhibición.
En la apreciación, no sólo intervienen estos tres factores
emocionales, intelectuales y volitivos. Como acabamos de ver, el factor dominio es fundamental en la toma
de decisiones dirigidas hacia la apreciación.
Dominio es la facultad que nos diferencia de loa animales.
El hombre tiene la capacidad de dominar sus instintos, sus emociones, su
conocimiento y su poder a voluntad. Esto es posible gracias a su posibilidad de
optar libremente. Luego, si existe una opción sobre la decisión, debemos
admitir también la existencia del factor
libertad en la decisión de apreciar.
Apreciar es realizar un propósito, lo que implica
posiciones: posición apreciador o sujeto de la acción de apreciar y posición
objeto u obra apreciada. Para apreciar, el sujeto debe de contener aspectos
emocionales, intelectuales y volitivos. Sin tener necesidad de apreciar es
imposible que se manifieste un valor apreciado, sin conocer el cómo apreciar
tampoco sería posible y sin una voluntad o deseo por realizar, el objeto
apreciado no podría ser reconocido. Por lo tanto, emoción, intelecto y voluntad
existen contenidos en el sujeto o apreciador. Además el objeto creado como
efecto o producto de su causa creadora reflejará los aspectos del contenido
emocional, intelectual y volitivo del creador.
Crear es el producto de cualquier alteración, modificación o
cambio en una realidad. Esta alteración, modificación o cambio, puede
realizarse en una dimensión emocional, intelectual, o volitiva.
En la creación interviene un modo de obrar, caracterizado
por tres condiciones de tiempo diferentes, un inicio, medio y término de la
creación, además involucra un proceso comprendido, y procedimientos o factores sucesivos
utilizados durante el tiempo preciso, para realizar la modificación en el
espacio o creación.
Tiempo y espacio son factores elementales y determinantes tanto en la creación como en la apreciación.
La creación (acción, actividad o movimiento que produce la
modificación o alteración de una
realidad) conlleva implícita una modificación vertical, es decir, de tiempo,
que comprende el propósito, la idea y el
impulso o la necesidad de hacer y una
modificación horizontal de espacio que comprende los objetos modificables, yo,
tu, sujeto, objeto. De la creación en tiempo se desprenden tres dimensiones:
emocional, intelectual y volitiva. De la creación en espacio se desprenden tres
dimensiones largo, ancho, alto.
Sin la dimensión de tiempo, necesidad, interés o deseo, la
creación sería imposible y sin la dimensión de espacio posición, distancia,
o lugar, la creación sería imposible.
Verticalidad y horizontalidad son necesarias para la creación.
La creación es expansiva debido a que conlleva dentro de su
fuerza el contenido direccional (no hay fuerza sin dirección) y el propósito
definido. Todo lo creado obedece a un propósito, ya sea este conocido o
desconocido. El propósito emocional, intelectual o volitivo y la
dirección al frente, atrás, arriba y
abajo, derecha e izquierda, hacen de la creación una realidad. Luego, crear es
el resultado del ejercicio sensible, cognitivo y volitivo, donde intervienen el
factor tiempo “momento” expresado en tres etapas, una de formación o inicio,
otra de crecimiento o medio y otra de completación o término y el factor
espacio “lugar” expresado en distancias verticales y horizontales.
En la apreciación también se dan las mismas situaciones de
verticalidad y horizontalidad. Podemos apreciar aspectos de contenido que
tienen que ver con el tiempo, con la historia, con aquellos supuestos que
intervinieron en la construcción de lo apreciado, pero que no son visibles,
sino a través de la deducción. A estos valores se les denomina valor agregado.
Y apreciamos también el valor específico contenido y recibido de manera
instantánea mediante la apreciación inmediata, de los valores que se desprenden
directamente del objeto observado. En la apreciación influye también el grado
de desarrollo del apreciador, así como las variantes culturales, morales y
educativas del apreciador. Crear y apreciar, apreciar y crear, no son más que
dos extremos de la necesidad de cumplir un propósito.
Algunas condiciones que deben existir en el proceso de la
creación y apreciación son estas:
1 - SUJETO - OBJETO, CAUSA-EFECTO
(posiciones)
2 - LIBERTAD
(autonomía)
3- OPCION
(alternativa)
4 - PROPOSITO
(idea)
5 - EMOCION
(necesidad ) INTELECTO ( interés)
VOLUNTAD (habilidad)
6 - TIEMPO
(momento)
7 - ESPACIO
(lugar)
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