domingo, 24 de febrero de 2013

POSESIÓN Y PERTENENCIA


POSESIÓN Y PERTENENCIA
En la creación de un acto se establece el proceso de su desarrollo en tiempo y la estructura base de cuatro posiciones: causa y consecuencia; sujeto y objeto, en espacio.  Lo causal pretende y propone, esta doble actitud de pretender lo esperado y proponer su realización, encierra en sí la posible consecución del logro, en cuyo caso, se establece la pertenencia del mismo. De esta razón se deduce que la pertenencia es derivada de la experiencia de una realización. De ahí que se diga que las Meninas pertenecen a Velázquez. La pertenencia implica dependencia, el hombre pertenece a la Naturaleza Humana, depende de ella, ella fue su generador y porque lo genera le pertenece. No lo reduce, todo lo contrario, la pertenencia de lo bien hecho ennoblece a ambos, a las Meninas y a Velázquez, al Humano y a su Humanidad.

La posesión implica reducción, lo poseído es individualizado en quien, o quienes se adueñan de ello. Adueñarse es reducirlo. Mi bicicleta es únicamente mía y solo yo tengo la autoridad para autorizar su uso. La posesión limita a lo ilimitado por naturaleza. La bicicleta es un objeto compuesto de materiales transformados, materiales minerales, fierro, aluminio, etc. Vegetales, gomas, cauchos, etc. Estos elementos naturales transformados, no pierden su dependencia natural en su transformación, es decir el fierro seguirá oxidándose,  lo mismo con el aluminio y con los productos derivados de la naturaleza. Por lo mismo, la bicicleta entera pertenece a la naturaleza de sus compuestos, no al que dice poseerla.
La posesión se adquiere, la pertenencia se declara, es públicamente reconocida. Lo que pertenece existe contenido en quien lo tiene; lo que se posee, existe sometido al posesivo, al dueño. Ser dueño de un esclavo es posesión, pertenecer al cristianismo es existir contenido en esa convicción.

Las Especies Naturales pertenecen a la Naturaleza. Poseer un terreno es reducir a la Naturaleza su proyecto natural y utilizarlo para el proyecto humano de su propia preferencia. Poseer una casa es distinto de habitarla, al habitarla se ocupa, pero no se limita, al poseerla se limita e impide a otros habitarla.

¿Cuál es la razón que justifica la posesión? ¿Por qué se poseen las cosas? La única razón que justifica limitar la naturaleza de las cosas es el miedo. El miedo es la fuerza opuesta al amor. El amor es entrega gratuita y voluntaria por atender, entender y estar atento a las necesidades naturales del otro, o de los otros. El miedo, por el contrario, es producto del riesgo o peligro al desprecio, a la desconfianza o al destrozo.
Porque se teme que los medios de construcción de un proyecto, que la estructura de construcción del proyecto o que la consecuencia realizada por una pretensión sean destrozados, acusados o despreciados, se declara la posesión de un dueño y se construye en torno a ese miedo, una serie de justificativos socialmente llamados: “derechos civiles”, enmarcados en un “código” protector  que lo declara humanamente válido. Humanamente puede ser declarada válida la posesión, pero no se justifica ante la Naturaleza de sus compuestos. El terreno pertenece a la naturaleza de la creación, no pierde esta condición por ser declarado posesión de alguien.  Ese alguien se va con el tiempo dejando al terreno en su lugar.

Debemos aclarar las diferencias entre pertenencia y posesión y llegar a la conclusión de que poseer es antinatural, mientras que pertenecer es natural.
Lo que pertenece no reduce, la posesión limita. La crítica social que se hace de los que tienen mucho, no es por la cantidad. Mucho o poco son dos conceptos que no declaran cuanto es mucho ni cuanto es poco. ¿Son muchos los goles que marcó Messi para ganarse el balón de oro? ¿Son muchos los cuadros que pintó Picasso para lograr el atractivo de ser el pintor más prolijo? ¿Son muchas las personas que reunía Jesús para escuchar el evangelio? ¿Son muchos los ensayos que hizo Edison para descubrir su ampolleta? ¿Qué es mucho o poco? ¿Son pocos los satélites que tiene Júpiter, o las células del cuerpo humano? Lo poco o lo mucho no existen en lo perfecto y la naturaleza es perfecta, entonces ¿Qué son poco o mucho? Solo son adverbios de cantidad. Son solo apreciaciones humanas. Podemos decir que es mucho lo que tienen,  Bill Gates, Carlos Slim, Warren Buffet, Bernard Arnault, o Larry Elison, pero quizá, cada uno de ellos se sienta escaso con lo que tienen para sus futuros proyectos. Mucho o poco son únicamente cantidades que no justifican por si solas la calidad del que los posee. No por ser pobre en cantidad se justifica ser pobre también en calidad. Aristóteles Onassis era un pobre de 17 años trasladado en barco a la Argentina sin ninguna posesión, absolutamente pobre, pero la escasez en cantidad, no justificó su calidad emprendedora, y al emprender el negocio del tabaco, fue ampliando sus proyectos hasta realizar una fortuna.

Calidad y cantidad son dos atribuciones distintas, lo mismo que posesión y pertenencia. Las posesiones de Aristóteles Onassis, no le siguieron al cementerio, pero si crearon en él la experiencia de pertenecerle en sus transformaciones. A Onassis le pertenecen las experiencias de salir al paso vendiendo cigarrillos, o la restauración de barcos o los matrimonios con Athina Livanos, Maria Callas o Jacqueline Kennedy.
Lo que pertenece sin exclusión es la experiencia derivada de lo producido. Al gene le pertenece lo generado, al creador lo creado, al poder lo apoderado, a la autoridad lo autorizado.
La posesión excluye, exceptúa, limita y reduce lo poseído a la voluntad del dueño. La posesión viola el derecho natural de lo adquirido. Las cosas no se poseen, se transforman para el beneficio de Todo. Aquello que beneficia siempre a todo, no perjudica nunca a nadie.

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