Si pensamos profundamente en lo esencial de la educación, llegaremos a
la conclusión de que la educación está fundamentada en la similitud entre el
relator y el alumno. Lo que el relator espera es que el alumno se
iguale con él en el contenido de su propuesta, que el alumno
reconozca la propuesta y en ese sentido se asimilen profesor y alumno.
En todo ámbito docente, se pretende la similitud entre el relator y el
alumno, pero esa similitud se establece durante un tiempo.
La información es instantánea, pero la comprensión se establece luego
de concordar en los significados, y ese concordar necesita tiempo. Por lo
tanto, podemos afirmar que los fundamentos de la educación son dos: Similitud y
Tiempo. Tiempo exigido para crecer, para madurar, para multiplicarse y para
ejercer el dominio sobre sí mismo etc.
Similitud en el cumplimiento de la máxima responsabilidad, es decir en
el cumplimiento del deber de ser especie humana natural; similitud en el
reconocimiento de la máxima razón constante e inmanente sobre la naturaleza
humana y similitud en el vínculo trascendente entre profesor y alumno.
Esta realidad es necesaria para que se establezca la educación del ser persona.
Si el relator no es auténtico ser humano, no es autónomo en la razón de
ser humano y no es responsable del cumplimiento de las exigencias del ser
humano, el alumno no puede madurar en el sentido de realizarse de acuerdo con
el estándar de ser naturalmente humano. Por lo tanto, el Relator ha de
poseer el biotipo humano, no solo en razón, sino también en experiencia, para,
de ese modo, poderse sentir verdaderamente humano y ser reconocido
humano.
Verdaderamente humano, es aquel que ha madurado en el vínculo
filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial incondicional, cuya conducta
está centrada en solucionar la máxima necesidad valida para todos. Que reconoce
la máxima razón constante del ser persona y que cumple con el deber máximo de
ser persona. Verdadero hombre, es también aquel que controla y domina el celo
emocional, intelectual y motivacional y que domina los instintos de protección,
de mantenimiento y de reproducción. Este hombre de carácter seguro y
responsable, es sensible a la máxima necesidad valida para todos y la cumple,
la resuelve o satisface. Este es el modelo de profesor, de relator o, de
educador exigido para el establecimiento de una verdadera
educación.
Frente a esta postura, los educadores más expertos serían los más
adecuados para la crianza del ser que está aprendiendo. La educación ha de
transformarse y suplir los experimentos por los descubrimientos, los
experimentos no sirven más que para entretenerse con ellos, son los
descubrimientos los que se van sumando a la tradición del descubrir la
verdadera identidad del ser persona. Los juegos son un ejercicio valido para
los niños, pero los adolescentes exigen descubrimientos validos. El adolescente
quiere descubrir la realidad de su propia identidad y en esa verdad no caben
los experimentos desechables, ni los postulados que no correspondan con la
verdadera naturaleza humana.
El adolescente espera ser igual, igual al ideal del ser persona, por
eso exige ideales, por eso se opone a los adultos que no concuerdan con
el Ideal Natural del Ser Persona. El ideal de todo adolescente es el mismo para
todos. Todos los adolescentes esperan ser felices y para ser felices, en primer
lugar y por sobre todas las cosas, han de establecer el vinculo filio paternal
y fraterno-conyugal maduro, hasta establecer el vínculo paterno-filial maduro en
la incondicionalidad. Todo adolescente exige eso a sus adultos. No sabe
cómo ponerlo en palabras, pero si sabe protestar, si sabe reconocer lo
que no es correcto. Esto ocurre hasta que se acomoda, o se acomoda a lo real, a lo tradicionalmente
valido siempre y para todos los humanos, o, se hace adicto a la inercia del
egoísmo. Después acepta cualquier cosa.
Los fundamentos de la educación son la similaridad en el afecto, en la
razón y en el cumplimiento del deber de ser humano y el tiempo necesario para
realizarse.
METODO DE EDUCACIÓN
El estudiante espera por sobre los tecnicismos, ser considerado
valido, espera ser respetado, ser seducido, persuadido y motivado por el
ejemplo de la conducta afectiva, acertiva y efectiva del relator.
El estudiante espera lo que el relator ofrece, pero el
relator ha de ofrecer contenido acertivo, de manera afectiva y demostrando que
su conocimiento es natural, efectivo y eficiente. De poco sirve enseñar una
materia que no sirve, porque no complementa el desarrollo del ser
persona.
La educación ha de enfocarse en primer lugar en el desarrollo vincular
entre profesor y alumno, para eso, el relator ha de establecer confianza
con el alumno. Confianza no es permisividad, ni tolerancia, sino todo lo
contrario es ganarse la autoridad porque el alumno lo reconoce verdadero,
consecuente y concordante con el ideal natural del ser persona libre,
autónoma (auto=uno mismo, nomo=ley) y responsable.
Libre porque sabe optar por la alternativa valida. Autónomo porque es
uno con la razón de ser humano y responsable, porque cumple a voluntad con el
deber de ser humano.
El alumno y el relator han de vincularse en el afecto incondicional,
para poder confiarse y reconocerse a si mismo el uno en el otro. De este modo
al hacerse, saberse y sentirse similares, pueden confiarse y entregarse
mutuamente sus necesidades y retribuciones mutuas.
Para entender es necesario estar atento. Atento es producto de la
atención, atención es atender al otro. Ningún alumno va atender al relator
tensionado. La tensión del relator produce tensión en el alumno. En ocasiones
mucha más tensión de la que un adulto se imagina.
La actitud del profesor es entendida por el infante, de manera
distinta a como la entiende el adulto. Para el adulto es solo tensión, para el
alumno es temor, es ansiedad y es angustia, porque no dispone de la experiencia
suficiente como para entender que el profesor se tensó en la reunión de
profesores, o en el pasillo mientras discutía por teléfono con su mujer. El
infante recibe la tensión como incomodo, como algo de lo que debe protegerse, y
con ese grado de tensión, difícilmente puede atender a la oferta del relator, a
lo que voy con esto, es a entender que es necesario que el relator, o el
profesor, controle el celo, controle los instintos y muestre en primer
lugar afecto, que disponga de una actitud incondicional de ofrecerse por
beneficiar a los alumnos. Afecto es darse por el beneficio del otro y es
necesario que el relator ofrezca afecto en la relación con sus pupilos.
El docente ha de seducir con afecto al alumno, ha de persuadirlos con
verdad y ha de motivarlos con el ejemplo de lo correcto. Para de este modo,
establecer la confianza necesaria para vincularse mutuamente.
El sentido de la educación básica tiene como destino el cooperar en la
realización del vínculo filio paternal y fraternal y en ese sentido, el
profesor es de capital importancia como moderador. La educación del vinculo
filiopaternal y fraternal son responsabilidad de los padres, pero el
profesor como extensión de la familia, ha de cooperar en la construcción del
vínculo fraternal, enseñando a aceptar a los compañeros, a respetarlos, a
atenderlos incondicionalmente y desarrollar la experiencia vincular
incondicional entre ellos. Lo mismo ha de ocurrir con la figura del profesor,
quien como segundo padre, ha de acoger, atender y enseñar a vincularse
al niño con sus superiores. Sin el respeto a los superiores, el joven puede
encontrarse con dificultades para aceptar y respetar a la figura paterna,
a los abuelos, o al jefe que le va a tocar en su próximo trabajo. El
respeto no se hace, no se impone, se gana. Y se gana con el afecto
incondicional, con la honradez y sinceridad y con el cumplimiento responsable
del deber de ser persona.
La educación ha de concentrarse en el desarrollo vincular filio
paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial maduro en el afecto, en la razón y
en el cumplimiento responsable del deber, de ser humano.
EDUCACION DE LA NORMA
La normativa conductual humana natural, es la de reconocer y resolver
la máxima necesidad valida para todos; la de reconocer la máxima razón
constante e inmanente y la de realizar el máximo cumplimiento responsable del
deber.
Si educamos al alumno de básica en estas conductas recibiremos generaciones
sensibles, razonables y responsables. Si nos olvidamos de esta normativa y le
damos otra opción, deberemos asumir las consecuencias de nuestra escasez.
EDUCACION DEL DOMINIO
Un hombre de carácter es un hombre de dominio sobre sí mismo, dominio
de sus conductas, de sus razonamientos y de sus sensaciones. El adulto ha de
mostrar ese control sobre sus emociones, sobre sus pensamientos y sobre sus
conductas.
Para llegar a madurar en el dominio sobre si mismo es necesario que
reconozca cual es el origen, identidad y propósito del ser persona, cual es el
biotipo natural del ser humano y en función de ese reconocimiento se enfoque en
realizarlo.
Para madurar en el dominio sobre el ser persona es necesario controlar
el celo emocional, intelectual y motivacional, y es también necesario controlar
y dominar los instintos de protección (miedo= ansiedad + angustia) instinto de
conservación (descanso, alimento ejercicio) y el instinto de reproducción, para
evitar el caer en la tentación reproductiva prematura.
Un ser capaz de controlar y dominar el celo y el instinto es un ser
maduro.
Por lo tanto, un individuo con la comprensión de la razón de ser
especie humana natural y que establece los vínculos en la incondicionalidad
filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial, se sentiría satisfecho
emocionalmente, seguro intelectualmente y cumplido en el dominio responsable de
sus funciones.
La educación ha de crear esta generación de seres libres, autónomos y
responsables. Libres porque optan por la alternativa valida, autónomos porque
son uno con la razón de ser personas y responsables porque cumplen voluntaria e
incondicionalmente con el deber de vincularse filio-paternalmente, fraterno-conyugalmente
y paterno-filialmente.
Espero que los educadores entiendan este raciocinio, para restaurar a
las generaciones contemporáneas que tanto necesitan de la autenticidad, de la
autonomía y de la responsabilidad.
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